Mandarin Centers Spain Atención al cliente: +34 910059768

Hablar chino incide en partes del cerebro que no se activan con otras lenguas

Un estudio llevado a cabo por la Universidad de Pekín ha descubierto que el dominio del chino mandarín da lugar a la activación de una parte del hemisferio derecho del cerebro. Un hecho hasta el momento desconocido y que además establece claras diferencias entre las lenguas tonales y las que no lo son.

El estudio de las relaciones entre el lenguaje y las reacciones que éste provoca en el cerebro no es algo nuevo, pues fue en 1861 cuando por primera vez nacía el interés por su investigación de la mano de Paul Broca. Este médico francés fue el primero en realizar un estudio teniendo como tema central las relaciones lenguaje-cerebro. Investigación que decidió iniciar a partir del curioso caso de un paciente del Hospital Bicêtre, cuyo vocabulario se reducía a la palabra “tan”. A partir de los estudios realizados al respecto, Broca se dio cuenta de que aquellas personas que tenían problemas de expresión, como era el caso de este paciente, presentaban daños en la misma zona cerebral.

A partir de la labor pionera de esta médico francés, es conocido que el cerebro cuenta con dos partes, bautizadas como las áreas de Broca y de Wernicke, que resultan esenciales para el entendimiento y la expresión del lenguaje, aspecto que tienen en común todas las lenguas del mundo. En el caso de que una de estas áreas presente algún tipo de anomalía, normalmente la persona tendrá problemas tanto para entender como para expresar una lengua, aunque pueda pensar al respecto a la perfección, siendo éste el origen del famoso estudio de Broca.

Teniendo como base las históricas investigaciones de Paul Broca, el equipo de Jia-Hong Gao, perteneciente a la Universidad de Pekín, hizo un estudio teniendo como objetivo hallar las diferencias de conectividad cerebral que se daban en diversas lenguas, estableciendo una clara diferencia entre las tonales y las no tonales. Trabajo para el que eligieron a 56 personas, 26 hablantes nativos de inglés (lengua no tonal) y 30 hablantes nativos de chino mandarín (lengua tonal). Las respectivas actividades cerebrales de estas personas fueron monotorizadas a través de resonancias magnéticas funcionales, pruebas que se realizaban mientras los voluntarios estaban en contacto directo con su lengua, ya fuera mediante habla o escucha.

Los resultados fueron sorprendentes, ya que se encontraron dos diferencias de conectividad y gestionamiento de ambas lenguas por parte del cerebro, y que hasta el momento se desconocían. La primera de esas diferencias estaba marcada por la conectividad entre las dos áreas declaradas fundamentales y señaladas anteriormente, una conexión que es más fuerte en las personas que hablan inglés.

El hecho de que el área de Broca y el área de Wernicke presenten una mayor conectividad en los nativos ingleses frente a los de chino se debe a que el cerebro de los hablantes de inglés tiene que soportar un mayor peso de la información fonológica, ya que este idioma está más basado en los sonidos que en los tonos. Algo que no ocurre en el chino mandarín porque en esta lengua el tono de cada fonema hace variar el significado de las palabras, y, por tanto, la mayor conexión se da entre otras zonas del cerebro. Hablamos concretamente de la zona de circunvolución temporal anterior superior, cuyo funcionamiento es determinante en la interpretación de los significados.

La segunda gran diferencia a la que tenemos que hacer referencia es al hecho de que el cerebro de aquellas personas que hablan el idioma mandarín tienen activada un área del hemisferio derecho, algo exclusivo de esta lengua asiática.  Concretamente la zona de la que hablamos hasta el momento había sido excluida de la parte cerebral que tiene que ver con el lenguaje. Por ello, este estudio arroja luz al respecto, señalando que se trata de una diferencia basada en la bilateralidad en función del lenguaje materno, que todo parece indicar que se debe a la naturaleza tonal del chino mandarín.

A partir de los hallazgos del estudio de la Universidad de Pekín se abren nuevas incógnitas, dando paso a nuevas investigaciones sobre el funcionamiento del cerebro en cuanto a las diferentes lenguas del mundo se refiere y donde el chino mandarín se ha convertido en un idioma clave para posibles descubrimientos futuros.